Latido de Hierro
Una presencia silenciosa que pulsa desde lo profundo.
Esta pieza condensa en su forma la tensión entre la materia densa y la vibración de la luz. Sobre un bloque oxidado de acero —como extraído de la tierra misma—, una textura fragmentada emerge en la parte superior, como una costra metálica recién solidificada. De ahí brota una llama encapsulada, cálida, en reposo, palpitando hacia el entorno.
El metal no es aquí solo estructura, es memoria. Y la luz, más que iluminar, parece recordar algo esencial.



Ideal para:
- Quienes sienten una conexión con lo mineral, lo elemental.
- Quienes aprecian la calma que nace de lo austero, y encuentran belleza en lo crudo.
- Espíritus introspectivos que buscan una pieza que hable desde el silencio y la materia.
Donde encaja:
- Perfecta en espacios minimalistas o industriales, sobre mesas auxiliares, estanterías bajas o pedestales.
- Estudios, entradas o dormitorios donde se necesite una presencia sólida, cargada de intención. Una luz pausada que no invade, sino que acompaña.