Esta obra es una poderosa metáfora sobre la supervivencia y la memoria. Desde una base de metal fragmentado y texturizado que evoca la oscuridad y la adversidad, emerge una mano de acero, esquelética pero vibrante de vida.
Cada uno de sus dedos extendidos cuenta una historia, un relato forjado en el tiempo y la experiencia. "El Resurgir" captura el instante de la victoria del espíritu, celebrando la capacidad humana para alzarse sobre las dificultades y la persistencia de la conciencia individual. Es un testimonio escultórico de que, incluso desde la oscuridad, la esencia permanece y siempre puede renacer.